*La magnitud del operativo, que involucró a elementos de la SEDENA, Guardia Nacional, Policía Estatal, Policía Municipal y la propia Fiscalía, parece más una demostración de fuerza que una estrategia proporcional al delito que se investiga.

Álex Cazarín
Nota Roja.- Mientras delitos como s3cuestr0s, ext0rsion3s y h0micidi0s continúan lacerando al sur de Veracruz —muchos sin respuesta clara de las autoridades—, la Fiscalía General del Estado, en coordinación con fuerzas federales y estatales, desplegó un operativo de gran escala para cumplir una orden de aprehensión por despojo.

La magnitud del operativo, que involucró a elementos de la SEDENA, Guardia Nacional, Policía Estatal, Policía Municipal y la propia Fiscalía, parece más una demostración de fuerza que una estrategia proporcional al delito que se investiga. Este tipo de acciones dejan entrever una preocupante desproporción en el uso de recursos de seguridad pública, en una zona que clama por respuestas contundentes ante crímenes de alto impacto.

Y sin embargo, lo que sí tuvo respuesta inmediata fue el caso de María del Pilar “N”.

Aproximadamente a las nueve de la noche del 22 de abril, en la colonia Francisco Villa del municipio de Las Choapas, las autoridades realizaron un cateo autorizado por un juez. En el lugar, fue detenida María del Pilar “N”, señalada como probable responsable del delito de despojo.

La intervención fue coordinada por Fiscales, Peritos y Policías Ministeriales de la Fiscalía Regional Coatzacoalcos. De acuerdo con el comunicado oficial, la aprehensión se realizó sin contratiempos y con respeto a los derechos humanos y al debido proceso. La detenida fue puesta a disposición del juez que la requería como parte de la causa penal 54/2016, cuya resolución legal se espera en las próximas horas.

El comunicado, sin embargo, no ofrece detalles sobre los hechos concretos que originaron esta acusación, ni explica por qué fue necesaria una movilización de tal magnitud. Una omisión que, sumada al despliegue de fuerzas federales para un delito del fuero común, abre la puerta a cuestionamientos sobre el verdadero objetivo de este tipo de operativos: ¿Justicia o espectáculo?

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