




José Vargas/ Coatzacoalcos, Veracruz.— Cuatro años han pasado desde aquella noche que marcó para siempre la vida de Janeth Francisco López. Cuatro años de dolor, cicatrices y una lucha incansable por justicia. Janeth tenía solo 29 años cuando su entonces esposo, Elvis Alexis “N”, intentó asesinarla con una brutalidad indescriptible: la atropelló, la ahorcó y la apuñaló, dejándola al borde de la muerte.
Hoy, después de años de impunidad, Janeth enfrenta cara a cara a su agresor en un juicio que podría significar el fin de su calvario o la continuidad de una historia de injusticia.
Una noche de horror
Era 2021 cuando el amor que alguna vez creyó real se convirtió en su peor pesadilla. Elvis Alexis, el hombre con quien se había casado apenas un mes antes, la atacó con furia desmedida. El intento de feminicidio dejó en su cuerpo heridas profundas en el abdomen, la pierna y el tobillo, pero el daño más grande no es visible: su vida, sus sueños y su estabilidad quedaron destrozados.
“Mi vida cambió en todos los sentidos: médicos, físicos, mentales. Ya no es la misma. Tengo que usar una silla porque no puedo estar de pie; mi rodilla fue completamente destrozada”, expresa con voz entrecortada.
Tras cometer el ataque, Elvis Alexis huyó a Estados Unidos, burlando a la justicia mexicana. Durante más de un año, Janeth luchó no solo contra sus secuelas físicas, sino contra un sistema que parecía ignorar su caso. No fue sino hasta 2022 que su agresor fue detenido y extraditado a México. Hoy, esposado y con el rostro desencajado, enfrenta por fin la justicia en el Centro de Readaptación Social Duport Ostión de Coatzacoalcos.
“No porque quedé viva, debe recibir una pena menor”
La sala del tribunal está en silencio. Janeth, con la fortaleza que la ha caracterizado, mira a su agresor y exige lo que le corresponde: la pena máxima. Su voz, aunque temblorosa, no vacila al exigir que la justicia no minimice su caso solo porque sobrevivió.
“Que no se minimice que estoy viva. No porque quedé viva, le den la pena mínima”, clama, mientras a su alrededor se alzan pancartas con mensajes de apoyo y gritos de indignación.
Afuera, decenas de mujeres vestidas de blanco sostienen carteles que resumen el sentir de muchas: “Ni una más”, “Justicia para Janeth”, “Basta de impunidad”. El caso de Janeth no es solo suyo, es el reflejo de una realidad alarmante: en 2024, Veracruz registró 43 feminicidios, colocándose entre los estados más peligrosos para las mujeres en México.
Un juicio que es más que un veredicto
Lo que está en juego no es solo el futuro de Elvis Alexis “N”. Este juicio representa una oportunidad para demostrar que la impunidad no puede seguir siendo la norma. La justicia para Janeth es justicia para todas.
Mientras la audiencia avanza, ella se mantiene firme. Sus cicatrices son testigos de su lucha, pero también de su determinación. Su mensaje es claro: la violencia de género no puede quedar impune, y su vida, lejos de ser minimizada, es prueba de que resistir también es una forma de vencer.